Es la necesidad que tiene el recién nacido de continuar recibiendo unos cuidados similares a los que recibía dentro de la tripita de su mamá, es la gestación fuera del útero.
El nacimiento no marca el final de una etapa y el comienzo de otra, sino que supone una continuación del proceso. La exterogestación también es conocida como los "segundos nueve meses" del embarazo. Por eso, durante sus primeros meses de vida los bebés necesitan sentir el calor de su madre, su protección y un confort similar al que sentían en la vida intrauterina. El contacto piel con piel con su madre le ayuda a regular su sistema inmunológico, la función cardiovascular, los ritmos de sueño y sus niveles hormonales, entre otros.
El cerebro del bebé se encuentra muy inmaduro en el momento del nacimiento, terminará de desarrollarse fuera del útero. Durante esos primeros meses las experiencias vividas por el bebé serán claves para su desarrollo.
¿Cómo ayudar al bebé? Permitiéndole estar en brazos de su madre tanto como lo necesite, porteándole y ofreciéndole numerosa cantidad de contacto piel con piel (con mamá pero también con papá, por supuesto). Los momentos de masaje con vuestro bebé le brindarán las experiencias que necesita para su desarrollo.
Es con el comienzo del gateo y, posteriormente, la deambulación autónoma, cuando el bebé empieza a descubrir el mundo que le rodea más allá de sus figuras de referencia. Es necesaria la unión primera de la que hemos hablado para alcanzar una adecuada posterior independencia física y emocional del bebé.
Imagen: www.imageneseducativas.com
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