sábado, 7 de mayo de 2016

¿Manipulan los bebés a través del llanto?

Seguro que en más de una ocasión habéis escuchado, o incluso pronunciado, comentarios del tipo: "no hay que coger a los bebés en brazos cuando lloran porque se acostumbran", "tienen que aprender a calmarse solos", "sólo lloran para llamar la atención de sus padres pero realmente no les pasa nada" y un largo etcétera de frases similares a estas.

Entonces, ¿manipulan los bebés a través del llanto? La respuesta es simple, clara y rotunda: no.
La explicación es muy sencilla. Como sabemos, los bebés tienen escasas y limitadas formas de comunicarse y una de ellas es el llanto. A través de él comunican sus necesidades y emociones, que deben ser escuchadas y satisfechas. Pero los bebés no tienen la capacidad cognitiva necesaria para manipular, así que no, nunca manipulan.

A menudo los padres se sienten confusos ante como deben responder al llanto de su bebé por miedo a "malcriarlo" por prestarle demasiada atención. Pero no se "malcria" a un bebé por responder a sus necesidades. Es imposible darle demasiado cariño, amor y caricias. Sin embargo lo contrario, no dar respuesta a sus necesidades y carecer de la atención suficiente, si que puede ocasionarle daño a nivel emocional.

En ocasiones, no sólo basta con atender sus necesidades básicas (hambre, frío, contacto físico) para que los bebés dejen de llorar. Hay momentos en los que lloran sin un motivo aparente, provocando la frustración de sus padres. Este tipo de llanto es el llanto emocional.

Cuando alguien llora, los demás tenemos la respuesta inmediata de intentar hacer parar ese llanto. Pero todos necesitamos llorar en alguna ocasión y qué mejor que hacerlo en los brazos de alguien que nos escucha y comprende, pero no siempre encontramos esa comprensión.
El quid de la cuestión radica en que la sociedad en general sigue viendo el llanto como algo negativo, un signo de debilidad, que hay que calmar cuanto antes e incluso evitar que aparezca. Pero la realidad es otra. El llanto simplemente es una forma de expresar nuestros sentimientos y de liberar las tensiones y el estrés a los que todos estamos sometidos.

Lo mismo ocurre con los bebés.  Ellos también sufren tensiones y estrés, se sobre estimulan y necesitan liberarse de todo eso. Y la forma de hacerlo es a través del llanto.
Durante mi formación como educadora en masaje infantil, comentamos el por qué el llanto emocional en los bebés aparece en ocasiones durante el masaje, a pesar de que sea una experiencia placentera. Recuerdo que nuestra formadora puso un ejemplo que nos ayudó a entenderlo perfectamente: "imagina que has pasado una mañana horrible en el trabajo, se han truncado los planes que tenías para la tarde, has perdido el autobús que tenias que coger, empieza a llover y no llevas paraguas por lo que acabas empapada y, por si fuera poco, no encuentras las llaves de casa. De repente, te encuentras con una buena amiga que te pregunta: "¿estas bien?, te noto cansada", mientras apoya su mano en tu hombro. Justo en ese momento rompes a llorar ante la calidez y comprensión que tu amiga te está mostrando. En esa situación tu amiga puede responder a tus emociones de dos formas muy diferentes: decirte que no llores, que seguro que no es para tanto y marcharse, o darte un abrazo y escucharte mientras te desahogas con ella".
Ante una situación así seguro que a todo el mundo le gustaría ser tratado de la segunda forma. 

Por lo tanto, con los bebés se debe actuar igual. Si vuestro bebé llora sin motivo alguno (estando seguros de que sus necesidades básicas están cubiertas) debéis mantener la calma, mostrarle tranquilidad y hacerle saber a través de vuestra mirada, vuestra voz y vuestro tacto que estáis ahí con él, dispuestos a escuchar todo lo que os tenga que decir. Cuando el llanto empiece a mitigar, abrazadle y mecedle para ayudarle a volver a la calma. De esta forma, vuestro bebé se sentirá comprendido y respetado. Como os gustaría que lo hiciesen con vosotros.

El masaje puede ser el momento ideal para que el bebé libere todas las tensiones acumuladas durante el día en las manos de quienes mejor pueden escucharle y comprenderle, sus papás.


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